jueves, 18 de agosto de 2016

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CUENTO “EL COFRE MÁGICO”

Había una vez en un pequeño pueblo mediterráneo, al cuál ni siquiera le pasaba cerca un arroyito.

En él vivía Matías, hijo de un humilde trabajador, repartía los mensajes, las cartas del lugar.

Matías le ayudaba de vez en cuando marchando en su bicicleta. Mayormente acompañado por su amiga inseparable Irene.

En las afueras del pueblo se encontraba una vieja casona a la que nadie se acercaba. Se comentaba que estaba “embrujada o maldita”. Que en ella seguían habitando los espíritus de la familia dueña de la casa.

Matías era un niño muy introvertido, y miraba siempre desde lejos la casa.

Una de las tardes salió en su bicicleta ayudando a su padre y decidió dirigirse allí, llevando a Irene en su compañía.

Ninguno se animaba a entrar, miraron muchos minutos desde unos yuyos, hasta que tomaron coraje y de la mano ingresaron.

Dentro de ella se escuchaba el crujir de persianas y ruidos extraños. En el salón de la casa había un enorme cuadro con una foto de la familia, daba escalofríos…!!!

Los niños lo observaban muy detalladamente hasta que se escuchó un gran ruido, los niños rápidamente corrieron a esconderse. Se refugiaron dentro de una caja grande, al instante se dieron cuenta que andaba solo un pequeño ratoncito. Abrieron el cajón y salieron muy risueños, regresando a sus casas antes del anochecer.

De repente comenzaron a notar diferencias en el pueblo. Los edificios estaban más nuevos, faltaban algunos. Entre ellos a la casa de Irene le faltaban algunas terminaciones… y así llegaron a la casa de Matías.

Se sorprendió al darse cuenta que a él nadie lo reconocía, a Irene tampoco.

Al instante Matías reconoció a su abuelo, parecía mucho más joven y flaco!

Y se dirigió a él exclamando – ¡¡¡abuelo, abuelo!!!

El viejo Matías lo observó con asombro y se reía.

No lograba entender lo que el niño le decía, ya que él no tenía nietos.

Muy tristes los niños se dirigieron a un bar del pueblo donde actualmente allí se encontraba la estación de servicio del pueblo.

Se tranquilizaron y averiguando y preguntando a gauchos que se encontraban en el lugar llegaron a la conclusión de que a través del cofre o cajón como se le llamara habían retrocedido treinta años en el tiempo.

Los niños preocupados decidieron volver a la casona e investigar lo sucedido.

Un viejo paisano solitario se les acercó y les dijo, que buscaran pistas en todos los rincones de la casa y que no se olviden de llevar un reloj y que funcione muy bien.

¿Un reloj? – exclamó Matías

- Sí un reloj, lo necesitaran respondió el viejo paisano y se despidió.

Al regresar buscaron en cada pequeño y gran rincón de la casa, pero lograron encontrar absolutamente nada.

Irene estaba muy triste y con miedo. Quería regresar con sus padres, y Matías de la manera que podía la contenía.

Los niños tenían once años e iban a la escuela primaria, tal vez para ellos era demasiado lo ocurrido.

Los dos niños seguían impresionado por el gigante cuadro familiar que se encontraba en el salón de la casa, justo en frente del cofre.

Irene lo contemplaba y tocaba su pintura, en un descuido se le cayó. Justo detrás del cuadro había una carta.

Juntos los dos niños la recogieron y la leyeron…

En la carta contaba acerca de la existencia del cofre. Un primo de la familia lo había mandado como obsequio y en ella les explicaba el uso del mismo.

Contaba que servía para trasladarse en el tiempo y retrasar los años que deseen o para dirigirse al futuro. Estos años eran los minutos exactos que debían encontrarse adentro del cofre.

Y le pedía explícitamente a la familia que guarden el secreto y los niños descubrieron que por ello mismo se comentaba que la casa estaba maldita. Lo hicieron para que nadie con el correr del tiempo se acercaran a ella.

Así los pequeños ingresaron al cofre y controlaron treinta minutos exactos con el reloj que el anciano les pidió que tuvieran a mano.

Al pasar los minutos, salieron de él y volvieron a sus casas mirando muy detalladamente su pueblo y muy felices regresaron con sus padres.

Guardando el secreto de la hermosa aventura vivida.

¡¡¡ Ahora ellos serán los encargados de cuidar la gran casona!!!

Maestra del Siglo XXI

http://es.scribd.com/lujiliol/d/62524314-LA-MAESTRA-JARDINERA-EN-EL-SIGLO-XXI